La influencia de Le Corbusier sobre la teoría y la práctica de la arquitectura y el urbanismo del siglo XX tiene una importancia que no se puede estimar suficientemente. No existe prácticamente ningún otro arquitecto que haya conseguido intervenir, tanto con su obra construida y sus proyectos como con su amplia obra teórica, de un modo tan provocador, sentando nuevos parámetros, en el discurso sobre la arquitectura moderna.
No iba a ser menos la obra de Louis Kahn, que abandona el funcionalismo de la Bauhaus y el estilo internacional, relacionándose con la búsqueda de Le Corbusier. La temática principal era el espacio y la luz.
Es conocido el increíble manejo de la luz que Kahn demuestra en sus obras. Esta influencia viene, entre otras, después de su visita en 1959 a Notre Dame de Haut en Ronchamp, Francia. Kahn queda maravillado por el sofisticado manejo de la luz que Le Corbusier filtra al interior de la capilla.
Para Kahn, el espacio de un edificio debía ser leído como armonía de espacios iluminados, y cada espacio se definiría por su estructura y su iluminación natural. La estructura se elige en función de la luz.
Para el arquitecto, un edificio comenzaba como algo inconmensurable y pasaba a medios mesurables durante la etapa de diseño, pero debía culminar siendo nuevamente inconmensurable. La influencia de Le Corbusier sobre Kahn se debió principalmente a sus inicios como profesor. Aprendió de él, no a imitarlo, sino a extraer algo a partir de su espíritu, a extraer algo de su obra, o más bien, a sentir su espíritu.
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Emilia Ruipérez Bastida | «Autenticidad y abstracción en las ideas del parlamento» | 2009