“Recibí en Madrid un telegrama firmado por J.L.Sert (a quien yo entonces no conocía), citándome a las diez de la noche en la estación de Barcelona, escala del rápido Madrid-Portbou para que fuese, sin perder un minuto, a dar una conferencia en algún sitio de la ciudad. En la estación de Barcelona me recibieron cinco o seis muchachos, todos de baja estatura, pero llenos de fuego y energía. La conferencia se dio improvisada…”
Con estas palabras explicó Le Corbusier mientras impartía dos conferencias: “Arquitectura, mobiliario, obras de arte” y “Una casa, un palacio” en 1928 en una campaña de actos culturales promovidos por García Mercadal en el club Fémina de Madrid, J.L.Sert le convenció para que fuera a Barcelona a repetir su «escandalosa» ponencia. Allí lo recibieron como si de un “ser mitológico” se tratara, lo pasearon por la ciudad, le enseñaron lo que estaban haciendo… Y al despedirse, Le Corbusier le propuso a Sert el trabajar en el taller de la Rue de Sèvres cuando finalizase sus estudios.
Al poco tiempo y después de realizar un viaje por Centroeuropa, Sert empezó a trabajar en el estudio de Le Corbusier y al mismo tiempo instaló también su propio taller en Barcelona junto a Sixte Illescas. Desde allí realizó la divulgación del nuevo movimiento con un empuje y una capacidad de organización extraordinaria. Reunió a un grupo de jóvenes que participó en la exposición de las Galerías Dalmau y muy pronto surgió la idea de la formación de un grupo de trabajo y de polémica. El grupo se llamaría GATCPAC, adecuándose así al prestigio cacofónico del CIRPAC.
El primer contacto entre los arquitectos de toda España interesados en las nuevas posiciones radicales se produce durante el mes de Septiembre de 1930 en San Sebastián. Allí tuvo lugar una exposición de pintura y arquitectura contemporánea organizada por el Ateneo Guipuzcoano. En ella se mostraron proyectos como la casa Vilaró de Sixto Illescas y las escuelas de Ibarra de Aizpúrua y Labayen. Después de la exposición hubo un intercambio de ideas entre los arquitectos asistentes y fue cuando surgió la intención de formar un Grupo de Arquitectos y Técnicos Españoles para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea, GATEPAC, el cual se dividiría en tres subgrupos: Centro (Madrid), Norte (San Sebastián y Bilbao) y Este (Barcelona). Más tarde, durante el mes de octubre, Sert y García Mercadal organizaron una reunión en el Gran Hotel de Zaragoza con diversos arquitectos para tomar acuerdos y dictar las normas que tenían que regir el GATEPAC. Entre los puntos acordados destacaría el estudio por medio de comisiones de temas relacionados con la arquitectura contemporánea y la redacción de la revista AC (Actividad Contemporánea), lo que suponía a su vez un ejemplo claro de la actitud vanguardista de estos arquitectos.
La revista se convirtió en un documento básico para entender las intenciones del GATEPAC y entre sus páginas encontramos la potente crítica hacia la arquitectura decadente y hacia los sistemas de enseñanza de las Escuelas Superiores de Arquitectura, noticias del movimiento vanguardista europeo y americano, la banalidad del Art Déco y de los modernismos no radicales, la reivindicación de Gaudí como un intento de ruptura formal y el redescubrimiento de los valores de la arquitectura popular Mediterránea (Ibiza).
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Raúl Latorre Luna | «GATEPAC: el espíritu local del racionalismo europeo» | 2008
diciembre de 2008